21.2.08

Pelusa

Que esa pelusa se mueva. Como con pequeñas y arácnidas patitas que capten mi atención, que se lleve mi molécula de pensamiento. Justo hoy pelusa, no vivís. Y qué hacer… y mirar y filosofar sobre qué destino, cuáles y cuántos tendría esa pelusa si viviese. Y su nombre. Si, una identidad. Esa maldita que nos da la libertad de encasillarnos bajo alguna máscara clandestina.
No sé que hubiese sido de la funda de la almohada si mis ojos no se hubiesen posado en el mugriento conjunto de pelos y polvo. Entonces sí vive. Porque si desató una energía tan fuerte como para atraer mis ojos hacia ella. Gracias querida. Pero ya lo volqué, lo extendí en mi llanura de árbol-muerto-alguna-vez-vivo.
Y ahora sé que mi destino muy distinto será del de la minúscula pero importante pelusa.
Muchas veces preferiría yo vivir debajo de la cama. O sobre la A que se dibuja en el piso.